“La pluma de Sergio es franca, nos toma de la mano como el generoso amigo que sabe ser y nos lleva a un recorrido por sus calles, sus rincones, sus amores, sus miedos y sus existencialismos. Sus descripciones recrean imágenes y avivan emociones en el lector. Su madre es el alma y su padre, la tinta de sus letras” – Elizabeth Cruz / (Fragmento) Prólogo “Para que mis padres sepan”

Con una casa llena, un público diverso y acompañados por amigos y familia, así fue la presentación de “Para que mis padres sepan”, el más reciente libro del autor autobiográfico Sergio Gelista. La cita fue en la casa de cultura “Jesús Romero Flores”, el pasado 24 de octubre, en punto de las 16 horas.

En una dinámica de lectura al alimón y con la generosidad y alegría que simpatiza a Sergio, fuimos compartiendo fragmentos de su libro con los asistentes al evento.

Marzo del 2015

“Padre Efrén Gelista Ruiz, te fuiste el 14 de marzo del dos mil quince a las nueve treinta de la mañana. El asunto de tu muerte fue arropado con un dejo de tristeza, toda vez que cuando acudí a verte con la idea de platicar contigo, de verte, de bromearte, de saludarte, falleciste. Pareció que me estabas esperando para irte. Ese día, en los diarios se anunciaba que el frente frío 41 provocaría nevada atípica en las partes altas del Distrito Federal.” (Fragmento)

A ratos emotivo, a ratos sonriente, a ratos con tono serio, pero siempre con el ánimo de compartir su historia a sus padres, Sergio fue dando lectura de forma aleatoria a sus letras y compartiendo anécdotas, gustoso de encontrarse entre amigos y familiares que siempre acuden al llamado de sus libros y que siguen la huella Gelista, porque siempre hay un vínculo, un conocido, una referencia que lo conecta con los demás.

Tiempo de escuela

“Pues de la primaria no mucho me acuerdo, pero la cursé en la escuela Alejandro de Humboldt, de mil novecientos setenta a mil novecientos setenta y seis, ubicada a media cuadra de nuestra vieja casa de Salaverry. Arturo, mi hermano reprobó dos veces el primer año de primaria, cosa que aproveché, pues en los libros que dejaba yo aprendí a leer y escribir antes de haber pisado la primaria, creo que mi hermana Laura me ayudaba.” (Fragmento)

El día que Sergio me llamó y me dijo: “Tengo libro nuevo ¿Te animas a prologarlo?” No pude negarme a tener el gusto de escribir sobre sus letras. La autobiografía nos conectó hace nueve años, en la emisión del 1er. Congreso Latinoamericano de Autobiografía y Biografía. Asistí como ponente y en calidad de escritora autobiográfica con apenas un libro publicado. No sabía que me encontraría con una hermandad cómplice y adicta a la escritura sobre sí mismo, sobre la experiencia y el sentir, sobre la percepción, sobre todo aquello que conecta con los demás no desde la careta de un personaje sino desde la fuente brotante que es la emoción y que no se puede, ni se quiere disfrazar y mucho menos, disimular. Tiempo después Sergio me entrevistó en el programa de radio que conduce desde hace más de una década: “La Aventura de Escribir Autobiografía”, a partir de ahí germinó una semilla y compartimos las tardes sabatinas en la cabina de FIV Radios del FARO Indios Verdes.Ahí empezó una nueva aventura. Los altibajos de la vida, la pandemia por COVID en el 2020 y la “nueva normalidad” nos llevaron por caminos diferentes, pero siempre paralelos y con la autobiografía como puente. Así que más que escribir un prólogo, mi memoria me llevó a recodar a un Sergio conductor de radio, escritor, amigo, padre, compañero, economista, hermano y visitante asiduo de las barras de las cantinas. El que un día está en su oficina ubicada ahora más cerca de su hogar pero que siente ajena y al día siguiente está disfrutando del clima veracruzano o de la montaña. El que una tarde de viernes presenta su nuevo libro y al terminar, comparte la comida y el vino con su familia y amigos. El que estudió en la misma primaria en la que mi madre trabajó algunas décadas después y en la que yo cursé el quinto y sexto grado, lo cual descubrí cuando leí su texto terminado para prologarlo. “El mundo es una nuez”, pensé.

Así de pequeño es el mundo y así es como la autobiografía nos conecta con propios y extraños a partir de un recuerdo, de una anécdota, de una época en la historia de México porque como dice Sergio: “De ahí salen las letras”.

Colofón

“Padre, madre, les agradezco que me hayan dado la vida, ese gran regalo que es nuestra existencia, gracias a eso yo transité por esta tierra para aprender esta lección espiritual en carne viva; nuestras almas son eternas, pero me enseñaste a vivir sin miedo, sin dolor, sin paradoja, sin incertidumbre, lo que me fue permitiendo lograr mi evolución. Logré vivir, padre, vivir, aunque a veces vivir es algo complicado, lleno de obstáculos y tristezas, pero vivir es lo que al morir nos da satisfacción de decir ¡Lo he logrado cabrones!” (Fragmento)

La presentación terminó entre aplausos y firma de libros, fotografías, sonrisas, alegría. Eso es lo que distingue a un autor como Sergio Gelista: su franqueza y el estado de confesión para que sus padres sepan.

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Por: Elizabeth Cruz – Comunicóloga, Escritora y Editora de «Patolli»

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