En tiempos de inmediatez y avance tecnológico se hace precisa y urgente la mirada a #laspequeñascosas de la vida, esas que le dan un sentido diferente a nuestra vida, que nos regalan paz y la oportunidad de vivir desde el aquí y el ahora, lejos del ruido visual y auditivo.

Parafraseando a Albert Camus, en este caos citadino cabe preguntarse ¿Debería suicidarme o abrazar un árbol? Considerando que Camus vivió a principios del siglo pasado, no es de extrañar que sus reflexiones en torno al existencialismo, hoy regresen a valor presente en tanto el contexto en que vivimos: violencia, corrupción de las esferas políticas, organizaciones criminales, inseguridad, etc.

No es necesario filosofar o irse a vivir a una roca, basta con observar #locotidiano de la vida para descubrir que hay más de un motivo para mantenernos en el presente y una opción es el senderismo porque al caminar en el bosque, el silencio es obligado entre cantos de aves y la mirada se afina entre colores, texturas y tamaños, además de que se hace posible respirar aire puro y percibir los olores de la naturaleza.

En medio de árboles gigantes y longevos, nosotros humanos somos enanos y finitos y más que preservar parece que destruimos. Tenemos mucho por aprender de la flora y  la fauna, de sus conexiones, de su sincronía, de su inteligencia y de su aporte al planeta, este que nos estamos terminando entre la prisa y el consumo excesivo.

«La verdadera generosidad para con el futuro consiste en entregarlo todo al presente.» (A. Camus) la pandemia nos debió mostrar que la vida es un instante y que somos seres vivos, sociales y con capacidades extraordinarios para acabarnos la vida. Regresar el cuerpo intacto es como guardar un auto de carreras en el garage. Somos sobrevivientes ¿Qué estamos haciendo con el tiempo que nos ha sido dado?

Por: Elizabeth Cruz R.

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